Casa de antigüedades, 2/5. San Sebastián 2020
Película rara del director brasileño Joao Paulo Miranda María. Producción de Brasil y Francia que participa en San Sebastián dentro de "Nuevos directores".
El primer largometraje de João Paulo Miranda Maria es la representación de temas problemáticos que se ven en Brasil. El racismo, la intolerancia e incluso el colonialismo forman parte de la narrativa de la Casa de Antigüedades, que también está impregnada de imágenes que hablan mucho más que las palabras.
Es una película que necesita una explicación previa para evitar salir del cine con la sesacinón de haber perdido 87 minutos.
A través del personaje de Cristóvão, interpretado por Antônio Pitanga, se invita al espectador a entrar en un universo que no cabe en una sola época. Con ello, se mezclan elementos del pasado y del futuro en un presente que, además de ser cruel, devalúa la humanidad de las personas.
Cristóvão es un "intruso" desde la primera escena del largometraje. De un Goiás acogedor al Sur despiadado, el propio protagonista se ve como una figura amenazante para los que empiezan a vivir a su lado. Con pocos diálogos, "Casa de Antigüedades" configura su base a partir de la introspección de Cristóvão, que encuentra en la casa una forma de protección (y de defensa al mismo tiempo). Cuanto más se cierra este círculo de protección, más dispuesto se encuentra a mirarse a sí mismo y a la historia de su propio pueblo, ya sea a través del ganado o del grillo que lleva consigo.
Con el uso de símbolos y elementos que ya dicen mucho sin necesidad de explicaciones didácticas, la experiencia que proporciona la película de Miranda tiene un fuerte mensaje sobre el valor de la propia identidad.
Se narra como en una empresa lechera con origen alemán, la mayoría de los empleados son alemanes. El protagonista es un trabajador brasileño negro norteño.
Los dirigentes de la empresa apoyan un movimiento ficticio de independentismo, para que el sur, rico, se independice del norte, pobre.
Los diálogos son escasos y la mayoría son en alemán. Las acciones son incoherentes, como la escena en la que los niños están maltratando a un perro sin ver al dueño qué aparece en frente de ellos, cuando el protagonista hace un ruido ellos se percatan de su presencia y asustados, dejan al perro malherido.
Cuesta creer que esta película venga de la sección oficial de Cannes.
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