Ane 4,3/5. San Sebastián 2020

David Pérez Sañudo nos transporta al País Vasco del 2009, en dónde está todavía activa ETA, para evitar la llegada del tren de alta velocidad al País Vasco.


El momento elegido es un momento bastante peculiar, que trata de forma brillante, haciéndonos respirar en cada minuto de la película la tensión que se pudieron vivir en esos días por las familias afectadas.

Lide (Patricia López Arnaiz, quien con su sola interpretación merece la pena ver la cinta) es una joven madre que trabaja para la empresa que construye el tren de alta velocidad que llegaría al País Vasco, y que lo uniría con el resto de España. Grupos opositores intentan boicotear constantemente las obras para impedir su construcción y no tener esta unión fácil con el "estado". En este grupo de opositores se encuentra Ane (Jone Laspiur), quien hace creer a su madre que todo está en orden para poder hacer a escondidas lo que quiere con su grupo. 

Lide vive las contradicciones de trabajar para una empresa a la que su hija boicotea, desgarrándole por dentro la idea de que Ane esté tirando piedras sobre su propio tejado. Los razonamientos con Ane son en balde, siendo el "grupo" quien la tiene hipnotizada para que haga lo que ellos le piden. Se puede ver la gran fiereza de Ane dentro del grupo donde ella misma cree que quien toma las iniciativas es ella, sin darse cuenta de que está presa de una rivalidad sin lógica para demostrar quien hace la acción más salvaje y arriesgada, recibiendo así el reconocimiento del grupo y de los líderes. 




Lide se ve reflejada en ella, y sabe que esa lucha sin cuartel en la que hay extorsiones a compañeros de clase para comprar material para la "causa", así como la forma un poco "ingenua" de luchar, hacen poco a poco ver a Lide que su hija está muy lejos de volver a su regazo, a lo que ella querría que sería desayunar juntas en casa, con una mesa de dos platos que corre el riesgo de quedarse únicamente con uno.

La demostración de talento, maestría, genialidad de Patricia López, está fuera de cualquier lógica, no entendemos cómo se ha preparado para tener una actuación que no es de este planeta. Patricia nos hace partícipes de su dolor, desilusión, esperanza, alegría, nervios, con los primeros segundos de cualquiera de sus escenas. En San Sebastián ha sido la película (junto a Drunk) de la que todo el mundo hablaba, y en particular hablábamos de Patricia. El mérito siempre es en parte del director, David Perez, que ha sabido crear un ambiente idóneo, medio comuna artística, para crear el caldo de cultivo para que las actuaciones del resto del reparto sean notables. No queremos dejar olvidado al padre de Ane, Fernando (interpretado por Mikel Losada) quien hace un papel extremadamente natural, aunque sus escasas escenas no nos permitieron disfrutar mucho de él. 

En definitiva, la historia de una madre y su hija, que por culpa de la división creada por los políticos ellas mismas quedan divididas, con un profundo odio dentro de Ane que desaparecerá en un futuro, por lo que parece intuir la madre, pero que ese futuro quizás será demasiado tarde para poder recomponer la familia que eran. 


Una de las conclusiones que podemos sacar es que el cine vasco sigue estando en muy buena salud con producciones que han impactado en San Sebastián como la trista Akelarre o la alegre Nora

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