El cine iraquí encuentra su voz en The President’s Cake

El reciente éxito de The President’s Cake ha puesto a Irak en el mapa cinematográfico internacional, marcando un hito en la historia del cine del país. Su director y guionista, Hasan Hadi, ofreció una conferencia de prensa donde explicó cómo su infancia y la realidad de su país se fusionan en esta historia.

“Quería escribir sobre personajes, lugares y cosas con los que estaba familiarizado cuando crecía. Era parte de mis recuerdos de infancia”, señaló Hadi. Esta cercanía personal permitió que la narrativa fluyera con autenticidad, mezclando recuerdos de infancia con reflexiones adultas sobre la moral y la justicia.

El contexto en el que Hadi creció no fue sencillo. Relató cómo los pequeños gestos tenían consecuencias enormes: “Mi amigo fue elegido para el pastel de cumpleaños y eso cambió su destino: lo expulsaron de la escuela y fue reclutado para el ejército infantil de Saddam. Me perseguía la pregunta: ¿y si hubiera sido yo?” Estas experiencias marcaron la manera en que Hadi concibió la responsabilidad, la injusticia y la fragilidad de la infancia en tiempos de represión.

Al hablar del proceso de filmación, el director destacó los desafíos de producir una película en un país con una industria cinematográfica limitada. “Algunos puestos en la producción ni siquiera existían en Irak. Traje talentos extranjeros solo si entrenaban a colegas locales: así se puede empezar a construir una industria cinematográfica”, afirmó. Según Hadi, la película no solo era un proyecto artístico, sino también un intento de establecer una base para futuros cineastas iraquíes.

La historia se cuenta desde la perspectiva de los niños, una elección intencional para capturar la vida cotidiana sin filtros políticos. “Quería mostrar Irak desde la perspectiva de los niños. Ellos son no políticos, no juzgan; muestran el mundo tal como es”, explicó Hadi. Esta mirada permite al espectador entender la vida bajo dictadura, guerra y sanciones, mostrando las dificultades de la vida cotidiana y la resiliencia de los más jóvenes.



Hadi eligió a una niña como protagonista para destacar la vulnerabilidad de los más jóvenes y el papel de las mujeres en la sociedad. “Elegí contar la historia desde la perspectiva de una niña porque los niños y las mujeres son las primeras víctimas de la guerra y de una sociedad patriarcal”, señaló. Esta decisión refuerza el mensaje de la película: la infancia y la feminidad son testigos y víctimas de un contexto social y político hostil.

El casting también fue un reto. Hadi buscó autenticidad, trabajando con actores no profesionales. “No quería actores entrenados. Quería que fueran lo más auténticos posible; todo lo que ves en pantalla son ellos, no actuaciones”, dijo. Para lograrlo, implementó talleres en los que los niños aprendieron a interactuar frente a la cámara sin preocuparse por la actuación tradicional.

Más allá de la narrativa, Hadi reflexionó sobre el impacto de las sanciones en la sociedad iraquí: “Las sanciones cambian a las personas desde adentro; destruyen la dignidad y la integridad, y eso es mucho más devastador que los bombardeos”. Este enfoque añade profundidad política a la película, mostrando cómo las decisiones internacionales afectan directamente a la vida de los ciudadanos.

El filme también ha tenido un efecto tangible en la industria cinematográfica de Irak. “El film ayudó a crear un sistema de coproducción entre Irak y Francia; es un paso para construir la industria cinematográfica”, afirmó Hadi. Este reconocimiento internacional ha inspirado a cineastas locales y ha generado interés institucional en apoyar la creación artística sin comprometer la integridad del creador.

“Invertir en cine no debe comprometer la integridad artística; la independencia creativa debe mantenerse intacta”, añadió Hadi, subrayando la importancia de proteger la visión del director frente a presiones externas. Su enfoque combina arte, política y educación, marcando un nuevo rumbo para el cine en un país que ha sufrido décadas de conflictos y sanciones.

El reconocimiento de The President’s Cake en festivales internacionales, como Cannes, ha consolidado la película como un símbolo de esperanza para el cine iraquí. Su mezcla de historia personal, política y cultura ha abierto puertas a nuevas narrativas, ofreciendo al público mundial una mirada íntima y directa sobre la vida en Irak.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La última nevada (The last snow). RSIFF 2023

Crítica de Orphan (Árva), de László Nemes. SEMINCI 2025

Un poeta. CANNES 2025

El Cine Español en 2024: Análisis de Recaudación y Distribuidoras

Crítica de “Kika” (2025), de Alexe Poukine. SEMINCI 2025

Falcon Express: el salto más audaz del estudio TAT

Crítica de “Nino”, de Pauline Loquès. SEMINCI 2025

El Tallinn Black Nights Film Festival (PÖFF) 2025 pone la mirada en las emociones y destaca la presencia hispana

Entrevista a Ciro Guerra, director colombiano de “El abrazo de la serpiente” en Seminci 2025