Jihan K.: “El cine me ayudó a entender a mi padre como ser humano”. DOHA FILM FESTIVAL 2025 (DFF)
En la edición de 2025 del Doha Film Festival (DFF), la directora Jihan K. presentó My Father and Qaddafi, un documental que investiga la desaparición del diplomático libio Mansur Rashid Kikhia, detenido en El Cairo en 1993 tras desafiar pacíficamente al régimen de Muamar el Gadafi. La película sigue también la búsqueda incansable de su madre, que dedicó diecinueve años a intentar reconstruir lo ocurrido. Pero el filme, además de indagar en la verdad histórica, terminó convirtiéndose en un viaje personal para su autora.
Jihan recuerda que comenzó el proyecto sin esperar respuestas definitivas. Lo único claro era su determinación de completarlo. No buscaba cerrar una herida ni alcanzar revelaciones dramáticas, sino comprometerse con el proceso creativo. Aun así, el rodaje la transformó. Cada encuentro con testigos, cada documento y cada conversación con quienes conocieron a su padre la empujó hacia una comprensión más profunda de su historia familiar. “Entenderlo como ser humano fue uno de los mayores regalos del proceso”, afirma.
El trauma heredado, explica, produce una sensación persistente de desapego. Filmar no borró esa experiencia, pero sí le permitió mirarla de frente. En el documental, la cámara funciona como un instrumento para ordenar la memoria y enfrentarse a una desaparición que marcó a toda una generación de libios.
La película también invita a reflexionar sobre el alcance de las dictaduras modernas. El secuestro de Kikhia en Egipto demuestra cómo los regímenes autoritarios pueden extender su poder más allá de sus fronteras. Para Jihan, la resistencia empieza por preservar la esperanza individual y compartir conocimiento. No cree en fórmulas universales, pero sí en la importancia de transmitir memoria y herramientas entre generaciones.
La directora evita especular sobre el futuro de Libia. Aspira a ver un país estable y democrático, aunque admite que no se siente capacitada para emitir diagnósticos sobre las fuerzas que hoy lo condicionan. Comprende, sin embargo, que existan percepciones distintas sobre el pasado y el presente, y considera necesario escucharlas.
El estreno en Doha tuvo un significado especial. El Doha Film Institute apoyó el proyecto antes de que se iniciara el rodaje, y para Jihan regresar con la película terminada fue un gesto de gratitud. My Father and Qaddafi se inscribe en una corriente de cine que aborda figuras autoritarias desde una perspectiva íntima, más centrada en la memoria que en la condena explícita. Su fuerza radica en mostrar cómo una hija transforma el dolor en una herramienta para comprender el pasado y mantener viva la búsqueda de verdad.

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