Charlatán. Miami 2021


No cabe duda que el criterio de la academia de los Oscars en ocasiones es sabio, y por eso ha elegido a esta cinta dentro de la short list para competir por la película de habla no inglesa en los Oscars 2021. La película ganó 5 Leones de Oro, los premios de la República Checa a parte de otros muchos premios. También estuvo seleccionada en la gala especial de la Berlinale 2020 y aquí, en el festival de Miami 2021 donde la hemos visto.



La directora más famosa de Polonia, Agnieszka Holland (quien hizo "Europa, Europa", coescribió "3 colores: Azul" con  Krzysztof Kieślowski y es la presidenta de la "EFA" The European Film Academy) nos trae este pedacito de la historia de la República Checa, protagonizada genialmente por Ivan Trojan cuando Jan Mikolášek es mayor, y por su hijo Josef Trojan de joven, de ahí el parecido asombroso y muy muy bien logrado de los dos protagonistas.

A decir verdad, esta historia basada en hechos reales lo tiene todo: segunda guerra mundial, invasión nazi, regimen comunista, relaciones gay, abuso de poder, curaciones que parecen mágicas, juicios, traiciones, amores... Y lo mejor de todo es que está basado en la vida del sanador, pero nunca doctor (siempre decía que él no era doctor) Jan Mikolášek. La vida de este hombre es increíble. Aprendió a examinar la orina de los pacientes, usándola para determinar las enfermedades que podían tener, y usando métodos naturales con hierbas, para dar la solución. En ocasiones, cuando la solución era ir a la costa o a la montaña para tener sol (para catalizar la vitamina D) o humedad, él mismo daba ese dinero a las familias para que pudieran obtener el tratamiento. Aprendió de una mujer que durante un año y medio le enseñó todo lo que sabía, tras demostrar Jan que tenía un don adivinando el día de la muerte de un paciente. 



Jan continuó con sus curaciones haciéndose con una gran cantidad de dinero. Con la invasión de los alemanes y tras hacerle un examen para ver si realmente era un charlatán, los Nazis quedaron maravillados con sus conocimientos y le utilizaron para que trabajara para ellos, aunque parte del dinero lo dio a la resistencia. Con la caída de los Nazis, y la instauración del comunismo, su éxito siguió siendo el mismo, solo que esta vez levantó los recelos de los jefes del partido comunista de turno, y se inventaron una acusación para acabar con el mal ejemplo de un hombre que es rico gracias a su esfuerzo, algo imposible de concebir en un país comunista, donde, según la cinta, los que solían llegar arriba eran los más pelotas e ineptos.

No solo se le juzgó por envidias, también por el hecho de ser gay, cuya práctica estaba prohibida en la República Checa durante el comunismo.



La cinta hace una dura crítica a los títulos de doctor, y a los métodos obsoletos que aún hoy en día se hace de la medicina tradicional, donde ante una pierna gangrenada la solución es amputar sin pensar en otra posible solución. No es un tema de los años 40 como aparece en la película. En la actualidad ante una torcedura de tobillo la solución determinada por quien ha pasado 10 años de estudios de medicina es poner una escayola, mientras que recolocar el tendón con masajes podría ser la solución. Este miedo que tienen los médicos a lo desconocido aunque funciones, hace que se trate a estas personas sanadoras como "locos" o "curanderos" con connotación negativa, o como "charlatán" en el caso de la cinta. Podemos ver una curandera moderna en el documental mexicano "la vocera" donde una mujer cura con métodos parecidos a los de Jan Mikolášek.


Otro de los aspectos que sorprende es la aparente arrogancia del protagonista, que no acepta que pueda haber nadie en su contra cuando él lo que busca es curar a la gente. Ni siquiera cuando le avisan del inminente peligro, no ya solo para él, si no para su asistente (el elegante Juraj Loj), Mikolášek no parece darse cuenta de que debería de huir. Sorprende tantísima sabiduría en unos campos, y tanta ingenuidad en otros. Parece como si alargar la vida de sus pacientes le diera un aura de divinidad inmortal que llegaba a creerse. Como él mismo decía: "Si he prolongado la vida un año a uno de cada cien pacientes, entonces ha salvado 40000 años de vida de este maravilloso mundo".



La relación con su asistente es algo que nos causa dudas, sin querer desvelar parte de la trama de la cinta, el hecho de que tengan tanta confianza, y de que el asistente la preste fidelidad en todos los sentidos, hace pensar que Mikolášek le tiene sometido, que el asistente no es libre de hacer lo que quiere. Es una duda que crea tensión en la mente del espectador, alimentando un sentimiento de amor odio por el protagonista que es exactamente el mismo que tienen el resto de personajes que conocen bien al sanador. Ese poder de la directora de meternos en la película, de hacernos meter en la piel de un protagonista invisible pensando lo mismo que el resto, es un gran logro, que permite disfrutar más la cinta, sin llegar a saber si el protagonista es bueno o malo, técnica de la que Hollywood huye despavoridamente.



La ocupación Nazi no tiene mucho recorrido en la cinta, apenas unos minutos, pero da la imagen, quizas falsa, de que los Nazis valoraron el conocimiento del sanador dejándole libertad para que la practicara, aprovechándose eso sí, de ella. En contrapartida con el comunismo, donde no se mira por lo útil que pueda ser el conocimiento de un ciudadano para el pueblo, si no, lo útil que sea para el partido. Si no estás con el partido, estás en contra, sin tener en cuenta los beneficios de dejar en paz a alguien que está dotado con conocimientos extraordinarios. Este recelo del comunismo puede ser debido a la experiencia personal de la propia directora que vivió en su propia piel en Polonia, los estragos que hizo el comunismo. 



Opinión: 4,5/5








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