Blanco de Verano. Ficunam 2021


La primera cinta del mexicano Rodrigo Ruiz Patterson concursa en la sección "Ahora México" del festival de Ficunam 2021. Premiada en Málaga y nominada en Sundance. 




Ruiz nos muestra que si la propia infancia es aburrida, lo mejor es impregnar la propia experiencia personal con tintes melodramáticos para conseguir una cinta donde la tensión es constante. Y sí, parece que tras consultar con vecinos, padres, profesores, etc, para recordar cómo era él, se dio cuenta de que no había una historia, y tuvo que echar mano de su co-guionista Raúl Sebastian Quintanilla, para ponerle salsa al plato.

La cinta comienza con un chico de 13 años, cuyo nombre, Rodrigo, no parece coincidencia. Interpretado por Adrián Ross, a quien vemos en la cama con su madre Valeria (Sophie Alexander-Katz) y compartiendo el baño de una forma muy íntima. Al espectador no le queda claro la relación entre ambos, si son novios, o amigos, pero tras unos minutos nos damos cuenta de que son madre e hijo. Esta es la primera de las sorpresas que nos da la película. 

La relación entre ambos parece muy profunda, salpicada de muy ingeniosos detalles cotidianos que dan realismo a la relación, pero esto empieza a tambalearse cuando Valeria conoce a Fernando (Fabián Corres), quien poco a poco va metiéndose más en la vida de Valeria hasta terminar trasladándose a vivir con ellos.



La cinta nos muestra los celos más viscerales, terribles que puede tener un niño por su madre, pareciendo los que tiene un cachorro o una cría de ave por su madre, pudiendo llevarse a cualquiera por delante con tal de ser alimentado, en el mundo humano sería con tal de tener la atención y el cariño. Rodrigo entiende la figura de esa familia monoparental ideal, guardándose siempre un as debajo de la manga para bien o para mal, que es el amenazar o ser amenazado con irse con su padre biológico. 

Rodrigo comienza a crear su propio hogar cuando Fernando entra en sus vidas. Ese hogar lejos de su hogar, pero que es suyo, una caravana desguazada en medio de un descampado, a la que decora, limpia, pone plantas, se preocupa y  en la que juega como si su cabaña de árbol o castillo escondido se tratara. Con las repetidas escenas de venganza de Rodrigo, el espectador empieza a preguntarse si el problema está realmente en un ataque de celos o hay algo podrido en su cerebro. Los continuos actos de sabotaje van en aumento, desesperando a su madre y su novio, que no le entienden, no comprenden que el castillo que había construido le pertenecía a él, era su sueño, y no puede permitir un sueño de reemplazo, aunque se haya comprado con toda la buena intención de Fernando. 


La película nos muestra la imposibilidad de hablar de Rodrigo, de expresar lo que quiere y lo que siente, dejando que la válvula de escape a hablar sean sus actos, que no habría que tomarlos como tal, si no como una forma de expresar lo que siente. Por contra la madre no sabe traducir este lenguaje de actos de su hijo sin palabras, y las cosas se van torciendo cada vez más. 



Queda magníficamente retratada la parte psicológica de un joven que vive momentos complicados en su vida, en la que no se relaciona con amigos en el colegio, donde sus vicios son beber y fumar, al que le enseñan a conducir, y todo esto con 13 años. Estos vicios a esta edad dan al personaje un aura de psicópata, su continua mirada intensa y de mal humor ayuda a crear esta tensión que parece que en cualquier momento va a terminar de forma brutal, con alguien siendo asesinado. Adrián Ross nos hace creer que los celos pueden ser normales con todas las circunstancias que le rodean, incluso nos puede convencer de que lo que hace es lo lógico muy a pesar de Fernando. Fernando lo ha dado todo por la familia, apuesta por ella desde lo económico a lo sentimental, pero la oposición razonable o no de Rodrigo hará que algo termine mal.

Una cinta magníficamente bien rodada, a pesar del poco espacio dentro de la casa de ayuda social o casa de interes social, donde en momentos se siente el agobio de la falta de espacio que puede sentir Rodrigo, y nos dan ganas de volver a la caravana en medio del descampado con ese cielo azul imposible de ver desde las 4 paredes color "blanco de verano" de la casa. 


Opinión: 4/5

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