Leave no traces. Venecia 2021


El pasado comunista de Polonia tiene aún muchas historias que contar, en este caso el director polaco Jan P. Matuszynski nos trae la historia de Grzegorz Przemyk a concurso en Venecia 2021.

El título en polaco es "Żeby nie było śladów" cuyos 160 minutos son un ejemplo de que se puede hacer buen cine con cinta de 35mm, que viene totalmente al caso ya que se retrata el pasado. El momento exacto es 1983, cuando el hijo de una famosa poeta polaca y miembro del sindicato Solidaridad, Grzegorz Przemyk, es detenido por a policía, junto a cu compañero Jurek. Allí le pegan por no querer enseñar la documentación hasta que un día después muere en el hospital.



El caso conmocionó al país, con unos 50.000 personas asistiendo al funeral. Los políticos de turno, influenciados mucho por el poder de los militares, quienes protegían a la policía, consideran que es un tema pasajero. Cuando empiezan a ver que la noticia salta a los tabloides y radios extranjeras, toman cartas en el asunto: ¿investigar y depurar responsabilidades dentro de la policía?, no. buscar a otro al que culpar: los médicos, etc. Y sobre todo, eliminar al único testigo, Jurek, que les incrimina.

Los métodos de tortura no parecen ser muy diferentes a los actuales, y es que sorprende que lo mismo que vemos con horror en una película que retrata un oscura pasado, lo tengamos en la realidad, con jueces acusando a la policía catalana de tortura, pero con políticos indultándoles posteriormente.



De nuevo vemos que proteger a la policía o militares es más importante que depurar responsabilidades. En el pasado era, como insinúa uno de ellos en la cinta, para evitar la inquietud de la armada y que pudieran tomar represalias. En la actualidad las causas son desconocidas, y hace recorrer un escalofrío por el espinazo el pensar que quizás los motivos para no aplicar las justicia completamente a los militares, o policías, es por el mismo miedo que en "leave no traces".



El título significa "no dejar marcas" y se refiere a las palizas que daban los policías de la época, especializados en usar el estómago como saco de boxeo, ya que aquí no quedaban señales que les inculparan después.

Tras estos hechos, Jurek se convierte en el polaco más buscado, por lo que tiene que esconderse hasta que testifique. El proceso de testificación es completo, consiguiendo ver con detalle las complicaciones y trabas que los policías hacían para dificultar la tarea, como poner a muchísimos en la fila de reconocimiento, con uniformes completamente iguales. 



La forma realista de rodar, junto con unas actuaciones creíbles de los protagonistas (Tomasz Zietek, Sandra Korzeniak, Mateusz Górski y el más conocido de todos por "Cold War" Tomasz Kot) y la calidad del 35mm que aporta una experiencia en el tiempo, hace que esta cinta nos atrape aunque sepamos que nos va a hacer sufrir. El odio que terminamos sintiendo por los policías, acentuados por un gobierno represivo, aunque sin llegar a los extremos de la Rusia caricaturizada de "Captain Volkonogov escaped".


Opinión: 4/5






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