El cine paraguayo afianza su mirada propia. Iberseries y Platino Industria.



“Estamos en un momento dulce para el cine paraguayo”, dice Gabriela Sabaté, productora y CEO de Sabaté Films, con la serenidad de quien lleva más de una década empujando una industria que, a pesar de los obstáculos, ha aprendido a sostenerse. La encontramos en Iberseries & Platino Industria 2025, donde representa a la CamPro, la Cámara Paraguaya de Productoras de Cine y Televisión, en el marco de la Federación de Productores Iberoamericanos.

Sabaté llegó a Madrid tras un año intenso: su productora ha estado presente en festivales de peso como San Sebastián, Berlín y Róterdam, con títulos como Bajo las banderas del sol de Juanjo Pereira o el cortometraje La felicidad, de Paz Encina. “Tengo la suerte de hacer al menos una película al año —dice—, muchas veces con recursos mínimos, pero con mucha pasión. Las que más me atraen son las que invitan a la reflexión y visibilizan temas que normalmente no se hablan”.

Desde Hamaca paraguaya (2006), el filme de Encina que marcó un antes y un después, Paraguay ha vivido un proceso de maduración que desemboca hoy en una estructura más sólida. “En los últimos años logramos la Ley de Cine, la entrada a Ibermedia y, sobre todo, una voluntad política real de apoyo a la industria audiovisual”, subraya Sabaté. El Instituto del Audiovisual, recién fortalecido, gestionará nuevas líneas de apoyo que podrían cambiar definitivamente el panorama.

El salto también se juega en la formación. A falta de una escuela pública de cine, los espacios privados han mantenido viva la llama: el Instituto Técnico TAC, la Universidad Columbia o TIA para actores y directores. Pero Sabaté señala otro espacio clave: “Atravesar los ríos”, el Seminario-Taller de la plataforma Silencio Lab, creada por Paz Encina y apoyada por la Fundación Itaú. El programa selecciona a jóvenes becarios de todo el país para que, de manera gratuita, reciban tutorías y puedan “encontrar su propia mirada”. “Ese tipo de iniciativas son esenciales —añade Sabaté—, porque no se trata solo de hacer películas, sino de formar nuevas voces”.

En ese sentido, la productora apuesta por el trabajo colectivo: “Estoy asociándome con productoras que recién empiezan; unirnos nos fortalece. Transmitimos experiencias, pero también aprendemos de las miradas nuevas. La colaboración es lo que va a consolidar la industria paraguaya”.

Mientras tanto, el cine nacional sigue conquistando territorios. Bajo las banderas del sol, un documental de archivo, se mantiene en cartelera tres semanas consecutivas. “Es una sorpresa muy grata —cuenta Sabaté—, sobre todo porque el público joven está yendo a ver cine paraguayo”.

Con más recursos, nuevas generaciones formándose y una red de productores activa, Paraguay parece listo para dar el salto que lleva años preparando. “Venimos de hacer películas a pulmón —concluye—. Ahora queremos construir una industria que respire por sí misma”.

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