Crítica. The Wizard of the Kremlin. Venecia 2025

The Wizard of the Kremlin no solo incomoda por su temática, sino por la precisión quirúrgica con que Giacomo Durzi la construye. Es una película que no busca levantar pancartas ni emitir sentencias, sino mostrar la fabricación del poder como un espectáculo perfecto. Bajo la advertencia —a medias irónica, a medias temerosa— de que “todos los personajes son ficticios”, la cinta despliega la historia de Vadim Baranov (Paul Dano), un artista frustrado que convierte la política rusa en su escenario definitivo.