El festival Márgenes culmina su 15ª edición con récord de asistencia y anuncia su palmarés

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Tras ocho días de intensa programación, el certamen madrileño reafirma su posición como referente del cine independiente y experimental en España Entre los galardonados destacan Clemente Castor, Candela Soto, Ion Sosa, Carlos Saiz y el cineasta gazatí Mahmoud Alhaj

Crítica de No Other Choice, Venecia 2025


Presentada en la 82ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia (27 de agosto – 6 de septiembre de 2025), No Other Choice es un impacto silencioso. Mientras series también coreanas como El juego del calamar muestran desesperación mediante juegos letales, aquí el horror surge del día a día: el miedo a caer socialmente, de la clase alta a la media-baja, de la estabilidad al vacío.

La película abre con un mundo aparentemente perfecto: hogar ordenado, familia sólida, trabajo seguro. Sin embargo, desde la primera escena se percibe una grieta. Lee Byung-hun interpreta a un hombre cuya dignidad se erosiona lentamente. Pierde su empleo, el entorno se vuelve hostil y la ciudad desaparece del encuadre: solo queda la casa, fría y laberíntica. La cámara utiliza ángulos extraños y composiciones inusuales, como mostrar al hijo pequeño en miniatura junto a un bonsái, subrayando vidas podadas y emociones contenidas.



El humor juega un papel clave. Tras humillarse pidiendo trabajo, el protagonista crea una lista de personas a asesinar para quedarse con su puesto. Algunas muertes son cómicas, otras más crudas, como la del vendedor de zapatos, tratado con frialdad. Las constantes caídas físicas recuerdan a Buster Keaton y hay situaciones absurdas, como la mujer que le chupa la pierna mientras su esposa lo llama por videollamada, que equilibran la tragedia con un humor incómodo y grotesco.

Los hijos refuerzan el conflicto emocional. El mayor desarrolla un vínculo intenso con el padre, mientras la pequeña, tímida, se niega a tocar música frente a sus padres al inicio, hasta hacerlo al final. Este gesto simboliza la superación del miedo al juicio y la posibilidad de una relación auténtica, mientras los adultos se pierden entre alcohol y desesperación. La película critica duramente cómo los hombres afrontan la pérdida: no es perder el empleo lo que los hunde, sino la forma autodestructiva en que enfrentan la derrota, mientras las mujeres observan y señalan con claridad la diferencia entre pérdida y afrontamiento.

Los trajes y los disfraces revelan tensiones sociales y personales. En un baile, el protagonista lleva uniforme militar mientras su esposa va de Pocahontas. La aparente descoordinación se resuelve: ella representa la mujer deseada, él el militar que la conquista. La escena analiza jerarquías, control y relaciones de poder. De manera similar, el bigote simboliza estatus y autoridad: tenerlo equivale a poder, perderlo a renuncia.



Lee Byung-hun ofrece un papel físico y desgastado: del esposo seguro al hombre vacío y encorvado, intentando mantener la ilusión de control. Son Ye-jin transmite ternura y desconcierto con gestos mínimos, reflejando un amor roto pero persistente. La película, a diferencia de The Axe, de Costa Gavras en la que se basa esta obra, no castiga ni denuncia, sino que compadece. La caída social se muestra como un proceso humano silencioso, acompañado de gestos mínimos que pesan más que los diálogos.

El alcoholismo subraya la vulnerabilidad masculina: los hombres beben para olvidar la pérdida, mientras las mujeres explicitan que el problema no es económico, sino la incapacidad de afrontarlo. La película también explora cómo el humor y lo absurdo, desde caídas hasta situaciones semisexuales incongruentes, alivian una tragedia que de otro modo sería aplastante.



No Other Choice brilla en su economía narrativa. Imágenes, símbolos y gestos transmiten más que las palabras. Desde el bonsái al bigote, de la pierna chupada a los disfraces, cada detalle construye un retrato del poder, la vergüenza y la supervivencia emocional. La secuencia final, con la niña tocando música frente a la madre, ofrece un cierre silencioso y esperanzador.

En un cine coreano que ha mostrado el terror de la lucha de clases con violencia y giros dramáticos, No Other Choice impacta al mostrar la tragedia cotidiana: la caída social, la pérdida de dignidad y la forma en que los humanos enfrentan el fracaso, todo envuelto en un humor incómodo y situaciones absurdas que refuerzan la crítica social y evitan que la tragedia de vemos en el film sea tan dura.

Opinión: 4,4/5

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