Return to dust. TORONTO 2022

El aclamado director chino, Li Ruijun, nos deslumbra con su sexta película.



La extrema ternura con la que retrata la vida de dos campesinos nos estremece.
La sutileza es tan profunda que sin que el público sea consciente, la semilla de la historia germina en el corazón de espectador.

La aparente anodina vida de Ma Youtie (Wo Renlin), campesino soltero y cuya única posesión es un burro, se ve alterada cuando su familia decide casarlo, a pesar de su avanzada edad, con Cao Guiying (Hai Qing), una mujer retraído, mayor, con incontinencia urinaria y con algún problema de confianza por haber sido tratada peor que el burro de Ma.

Supervivencia de campesinado
La improbable pareja comienzan a vivir juntos, reconstruyendo la casa abandonada donde viven, hasta que es demolida por las autoridades dentro del plan de modernización.
En director empieza a mostrar la lucha por sobrevivir de los campesinos sin recursos, que no poseen las tierras, más semejante al medievo. 
La voracidad de los poderosos es tal que les chupan hasta la sangre a los pobres, literal en esta obra.

A dos velocidades
La evolución de la relación de ve en dos vías, una lectura lenta, pausada: grabando detalles minúsculos como atarse con el cinturón con una cuerda (uno de los momentos más bellos vistos en una película este año), con un montaje rápido dónde vemos como la casa se ha construido, los pollitos llegan al tamaño perfecto para ser servidos a la brasa, y lo que antes eran semillas, ahora son plantas con fuertes espigas.

Incluso la relación de los protagonistas era vista con pena por sus vecinos, pasando a ser vista con envidia. La actuación de Hai con Wu (tío del director y verdadero agricultor) es tan creíble que incluso el espectador tiene envidia de esta relación. Quizás las buenas decisiones a la hora de decidir grabar con campesinos reales y en la provincia natal del director, en Gansu (con inmensas dunas), ayudan a que la historia transpire un aroma dulce y realista que atrae.

Nada es para siempre
La visión de la evolución de la vida, dónde nada sigue siempre igual, todo tiene altos y bajos, en el amor (pasando de solteros a estar acompañados de forma tan dulce), o de la pobreza a tener oportunidades para salir de ella.

Al igual que la vida, esta obra es orgánica, varía de forma constante e inteligente, sin mostrarnos nunca el mensaje que quiere hacer llegar. Cada espectador tendrá su idea, su interpretación, todos saldremos del cine con una sensación de haber visto una gran y bella obra.

Opinión: 4,4/5

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