Crítica Robot Salvaje
Por: David Sánchez
Robot Salvaje, en nuestra opinión, es una preciosa película animada que combina aventuras, ciencia ficción y temas universales como la maternidad, la amistad y el aprendizaje, de una forma sorprendentemente lógica y dinámica. Basada en los libros de Peter Brown, esta historia nos cuenta la vida de un robot que, tras llegar a una isla llena de animales, acaba adoptando a un polluelo como si fuera su madre. Esta relación, que a primera vista parece extraña —un robot que no tiene corazón y un animal lleno de instintos— es el núcleo de la película, y lo que la hace tan única.
Uno de los temas más interesantes que aborda es la maternidad, pero no de la manera tradicional. Aquí, la madre es un robot y el hijo es un animal, algo complicado de encajar, pero que sorprende por cómo el robot aprende a cuidar y sentir algo parecido al amor. A través de su relación, vemos cómo ambos personajes evolucionan, especialmente el robot, que se esfuerza por comprender cómo funcionan los sentimientos de los animales y su forma de interactuar.
La amistad entre los animales también juega un papel importante. En lugar de ser simples depredadores, colaboran entre ellos para lograr un objetivo común, algo que es bastante inusual en muchas películas. Los "malos" no son los humanos ni los robots como tal; los robots solo quieren conocimiento, no destruir por destruir. Esto le da a la película un tono menos polarizado, sin caer en los estereotipos de buenos y malos que a veces saturan este tipo de historias.
El bullying es otro tema que se toca de manera sencilla pero efectiva. El patito, criado por un robot, es visto como "diferente" por los demás animales, lo que lo hace sentir extraño. Sin embargo, la película aborda este tema con humor, que aunque en un inicio es más oscuro, poco a poco se suaviza hasta volverse algo más ligero y comprensible para los más pequeños. Es una evolución natural en el tono que hace que la película sea tanto entretenida como reflexiva.
Además, la película toca el tema del egocentrismo, representado por ejemplo por el castor, un animal que disfruta de ser el centro de atención y que presume de su habilidad para cortar árboles. Este toque de humor y arrogancia le añade más capas a la historia y nos recuerda que incluso en una película animada se pueden explorar aspectos complejos de la personalidad.
El final, aunque quizás un poco difícil de creer para algunos, es satisfactorio. Se cierra de una forma bonita y con lógica, donde el robot demuestra su amor maternal al tomar una decisión difícil por el bien de su "hijo" y de los demás animales. Este sacrificio muestra cómo el robot ha aprendido lo que significa ser madre, incluso siendo una máquina.
Desde el punto de vista visual, Robot Salvaje es impresionante. Desde el éxito de Spider-Man: Across the Spider-Verse, la animación ha cambiado mucho, y esta película no es la excepción. La técnica de animación aquí no se limita a ser solo 2D o 3D, sino que mezcla estilos, creando una experiencia visual vibrante y dinámica que enriquece la narrativa.
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