Little girl blue. CANNES 2023


¿Qué hacer con un material ingente y peculiar de audios de tu madre fallecida?

 La directora francesa Mona Achache pensó en contratar a Marion Cotillard, meterla en un apartamento convertido en un café, una calle, una sala de entrevistas, una cocina, y un muro que derribar.

Los directores y directoras no regalan últimamente este tipo de obras que podrían tener un lugar dentro de la biblioteca familiar, pero su deseo de compartir el pasado y admiración por sus madres, nos obligan a asistir a la sala al estar programadas, como en este caso, en la sección especial de Cannes. Otros años tuvimos los obsequios realizados a sus madres con "Jane par Charlotte".

En este regalo de la madre compartido nos encontramos a la directora de "Gazelles" quien tras descubrir unos audios, reúne en una apartamento a la famosa actriz francesa Marion Cotillard, para que con la ropa de su madre muerta, la peluca y la voz, consiguen transmitir parte de los pasajes que vivió su madre y que ella misma narra en las cintas.

Un trabajo de documentación grande, donde las imágenes de archivo se entremezclan con pasajes teatralizados en el interior del apartamento.

La necesidad de mostrar a su madre, hacen que Mona Achache llegue al morbo más íntimo, a uno similar al visto en programas como "Gran hermano" donde lo importante no es como se grave sino lo que hacen. En el caso de la madre de Mona, se hace un repaso por todos los males que pueden achacar a la sociedad femenina actual, todo vivido por ella misma y por lo que resulta magistral la forma en la que Cotillard se transforma, literalmente, en otra persona. 

La madre cobró un dólar por acostarse con un hombre en Nueva York, lo repudió, odió haberse sentido así, aunque a partir de ahí continuó haciéndolo culpando a la sociedad de ello. El caso en el que su hija, la directora de este documental, fuera violada por la pareja masculina de su marido, desvela una moral de la madre que no termina de quedar clara, sin que hiciera nada con respecto a su marido. También se habla de una violación en grupo durante unos encierros en España, el consumo de droga, la perdida de todo el dinero en la bolsa y la decadencia más absoluta. Estos mismos pasajes se mezclan con las experiencias pasadas en la casa de verano que la madre tenía en Marrakech, sin que el resto de casas donde vivían hiciera justicia al relato de la hija. 

Huecos que quedan incompletos y que en algunos momentos pierden al espectador, que no sabe qué quiere contar, a dónde quiere llegar contando historias sueltas de pasajes violentos sufridos por la madre. 

La obra nos deja uno de los trabajos mejor conseguidos de Marion Cotillard, si bien no utiliza muchos registros, pero la vemos como es ella y cómo se transforma, ese proceso es enriquecedor, ya que en la mayoría de las películas vemos directamente al personaje sin pasar por el cambio. Detalle peculiar, inocente o incluso fallo simpático, es el poner la imagen de Cotillard con un Oscar, cuando entra en la habitación. En contrapartida hay momentos maduros de secuencias que nos atraen y que nos recuerdan en cierta manera a “Orlando, mi biografía política” de  Paul Preciado, con ejemplos como la protagonista andando en una cinta de andar con una proyección de una calle detrás, o el apoteósico golpe de pie a la pared para derribarla.

Opinión: 2/5



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