Heroico. BERLIN 2023


El mexicano David Zonana dirige su segundo film, con la alargada sombra de Michel Franco en la producción.


Luis (Santiago Sandoval Carbajal) se alista en un cuerpo de élite para ser militar (General quizás un día), este cuerpo se llama Heroico, rodeado de construcciones aztecas.

Las humillaciones a las que se ve sometido, entre otros por su superior, el sargento Sierra (Fernando Cuautle, a quién vimos en "Nuevo orden" de Michel Franco).

Las pautas de esta película son idénticas a las de muchas de la hornada de los últimos años en México. Una violencia contenida en cualquier momento y extracto de la sociedad mexicana. Esto, aunque habituados ya, crea una fascinación inexplicable en el espectador que no llega a creer lo que vé, por "exagerado". Como ya dijo hace años Michel Franco: México es el país perfecto para encontrar historias que contar. 

Como el propio David Zonana nos confesaba, el guion de esta cinta se pudo realizar gracias a que "hubo muchos testimonios de jovenes que contaban lo que habían vivido dentro, y todo esto se utilizó para dar veracidad a la historia"


¿El "influencer" del cine mexicano?

Zonana realiza una película coral, con coreografía simétrica en la pantalla. Un gran "ballet" de soldados que crean el decorado, con movimientos armoniosos (desfiles perfectos) en donde hay dos protagonistas: el sometido y el sometedor. La química funciona perfectamente, al igual que en todas las películas dirigidas por Michel Franco, como en "Las hijas de Abril" o "Después de Lucía", donde es fácil posicionarse y preguntarse por la inactividad del protagonista que sufre abusos. 

En todas se muestra lo más mezquino de la sociedad humana, sin distinción de sexo, pero si de nacionalidad, donde las brutalidades parecen sorprender a los no mexicanos, es el caso de "Sundown", tambien dirigida por Michel Franco.

En "La caja", producida por Franco, volvemos a ver esta obsesión por la humillación y el realizar actos brutales por la presión que se ejerce en el protagonista (un niño en este caso).

Dejando a un lado al omnipresente y venerado Michel Franco, la madurez de la cinta de David Zonana es de resaltar. Esa mirada al abismo de un cadete que no entiende su mundo, un mundo al que no puede osar contradecir por el miedo a las represalias, donde los mandos que deberían ser honestos utilizan el poder de sometimiento para su propio beneficio. Esto se ve acentuado por unos planos lejanos, con cámara estática, donde el individuo es un pequeño objeto engullido por el resto de los personajes en la cinta: desfiles en el patio central, en la habitación comunal,...


Mirar para otro lado para afianzar el mal

Las miradas del protagonista con su familia nos muestran que poco a poco se está convirtiendo en lo que aborrece, mentir para no mostrar una realidad que con su negación, ayuda a afianzarse. El director nos muestra que es la vida la que termina por someter al individuo, el peso del tiempo pero también del prestigio social, nos atora en una tumba de la que cada vez estamos más enterrados. Las conversaciones sin mencionar los malos momentos de Luis con su pareja, nos muestran el pudor a revelar la realidad. 

En el caso de la cinta, con cada acto, con cada asentamiento, con cada aceptación de beneficios personales, los protagonistas aceptan de forma desgarradora que la vida sea eso, sin el más mínimo atisbo de querer cambiarlo, bien por comodidad bien por miedo. El film nos muestra precisamente esto, dos de las actitudes del ser humano ante la vida: aceptación de lo injusto por beneficio o miedo. Tanto Luis como Sierra son reflejos extremos de la condición humana, uno extrovertido, a quién no le importa llamar al cadete aparte con tal de dejar claro lo que quiere. El otro tímido, con miedo, como se puede ver con la alegoría de estar escondido debajo de la cama para salir sigilosamente cuando todos vuelven de hacer ejercicios físicos. 

¿Quiere esto decir que el status quo impuesto por el mal perdurará siempre?, parte de la respuesta está aquí, en la ciudad en donde nos encontramos viendo la cinta y entrevistando a su director, Berlín, donde se podría aplicar en los años 30 la frase atribuida a Edmund Burke: "para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada".

Una cinta donde vemos la veracidad de una historia, gracias, en parte, al haber sido interpretada en su mayoría por ex-cadetes, y en donde la naturaleza humana queda expuesta al juicio del público desde la comodidad de las butacas del cine.

Opinión: 4/5


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