Gala de Inauguración del 53º Festival Internacional de Cine de Huesca
Irene Escolar, Venecia, Stewart Copeland y el centenario del Teatro Olimpia
El 7 de junio de 2025, la ciudad de Huesca se transformó en un faro del cine mundial con la gala de inauguración de la 53ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca, un evento que marcó el inicio de una semana dedicada al cortometraje y a la celebración de la cultura cinematográfica. Con el Teatro Olimpia abarrotado, el festival arrancó con una atmósfera cargada de emoción, navegando por “aguas cinematográficas venecianas” al rendir homenaje al Festival Internacional de Cine de Venecia, país invitado y receptor del prestigioso Premio Pepe Escriche. La velada, liderada por la directora del festival, Estela Rasal, también reconoció el centenario del Teatro Olimpia con el Danzante de Honor y premió a la actriz Irene Escolar con el Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, consolidando a Huesca como un epicentro de talento, pasión y diálogo intercultural. Escolar, galardonada por su destacada trayectoria en cine, teatro y televisión, incluyendo su aclamado papel en Días de Navidad y su Goya a Mejor Actriz Revelación por Un otoño sin Berlín (2015), añadió un brillo especial a la noche.
La gala comenzó con un guiño a la conexión entre Huesca y Venecia, descrita por el presentador como un viaje por “aguas cinematográficas venecianas para celebrar con sus gentes”. El Premio Pepe Escriche, que galardona el entendimiento entre culturas a través del cine, fue otorgado al Festival de Venecia, el certamen más antiguo del mundo, fundado en 1932. “Estamos hablando de un grande, capaz de congregar a 14,000 profesionales del cine de todo el planeta y vender 100,000 entradas”, destacó el presentador, subrayando la relevancia de un festival que ha acogido a figuras como Luis Buñuel, Walt Disney, Martin Scorsese y Pedro Almodóvar.
En un mensaje trasladado por dos representantes del festival de Venecia, ya que Alberto Barbera, director artístico de Venecia, no pudo venir, expresaron un profundo agradecimiento: “El premio es un extraordinario reconocimiento por nuestro trabajo, que nos hace felices y hace mérito al esfuerzo en la difusión y valorización de la cultura cinematográfica contemporánea”. Barbera resaltó el papel del cine como “un precioso instrumento de socialización, de diálogo, una invitación a la comprensión recíproca”, especialmente para las nuevas generaciones en un “momento histórico desgraciadamente obligado a una conflictividad ambigua”. La presencia de cortometrajes en Venecia, desde los pioneros de Disney hasta la reciente “Wonderful Story of Henry Sugar” de Wes Anderson, ganadora del Oscar al Mejor Cortometraje de Ficción 2024, reforzó la conexión con Huesca, un festival dedicado al formato corto.
El Teatro Olimpia, que cumple 100 años en 2025, fue otro protagonista de la noche. “No se cumplen 100 años todos los días. De hecho, solo cada 100 años”, bromeó el presentador, anunciando el Danzante de Honor para este icónico espacio. Este reconocimiento celebró el papel del Olimpia como corazón del festival, un lugar que, según Manuel Pérez Lanuza, se llena de magia cada año. “Me emociono siempre mucho cuando empezamos el festival, cuando inauguramos, cuando veo el Olimpia lleno”, confesó Lanuza. El director destacó la evolución del festival en su 53ª edición, que no solo mantiene su esencia, sino que crece y se adapta a los tiempos. “Cada edición tiene su pulso, su gente y su historia”, afirmó, subrayando que el festival sigue siendo un “referente internacional del cortometraje” mientras da pasos hacia un futuro ambicioso.
Este año, el evento dio un salto significativo con la creación de un mercado de industria, un “entorno fértil para que las ideas florezcan”. Lanuza explicó: “Hemos empezado a construir un espacio que en el sector se conoce como mercado o industria, un camino hacia convertirse, en un futuro no tan lejano, en un punto de referencia para el mercado del cortometraje”. Este proyecto, impulsado con “limitados recursos financieros, pero con mucha pasión, imaginación y compromiso”, contó con el apoyo de la recién creada Comisión Industria Activities, apodada “la CIA” del festival, a la que Lanuza agradeció su “trabajo incansable”. También reconoció al equipo del festival, los voluntarios, el Patronato de la Fundación y su presidente, Óscar Gil, así como a las instituciones públicas y patrocinadores privados que hacen posible esta cita anual.
La gala también celebró el talento actoral con el Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, otorgado a Irene Escolar, descrita como una “actriz de impacto”. Escolar, reconocida por su versatilidad en proyectos como Días de Navidad y su Goya a Mejor Actriz Revelación por Un otoño sin Berlín (2015), se mostró visiblemente emocionada y prometió con humor “no cantar” tras un momento de entusiasmo en la presentación. Su reconocimiento subrayó la conexión del festival con figuras destacadas del cine español, siguiendo la estela de creadores como Carlos Saura, en cuyo honor se nombra el premio.
Un momento destacado fue la mención al cortometraje “Copeland”, dirigido por el aragonés Pablo Aragüés, que se presentó en el festival como una primicia nacional. La obra, un homenaje al legendario batería de The Police, Stewart Copeland, nació de una admiración personal de Aragüés. “Estaba nervioso, es como un sueño cumplido”, confesó el director, recordando cómo su fascinación comenzó a los 16 años al escuchar el vinilo de Outlandos d’Amour. “El disco empieza con la batería de Stuart, y mi reacción fue: ¿quién está tocando la batería?”, relató. El proyecto surgió tras un encuentro casual en el Festival Saraqusta de Zaragoza, donde Aragüés propuso un “solo de batería cinematográfico” que convenció a Copeland. “Traer la peli aquí, que es la primera vez que se ve, y que viniera él, era una de estas ideas locas que tienes, y al final se han alineado los planetas”, celebró Aragüés, destacando la proyección de “Copeland” como uno de los hitos del festival.
La gala, descrita como un “crucero lleno de emociones”, no se amilanó ante la “primavera muy lluviosa” ni el “mar de fondo”, como bromeó el presentador, gracias a la dirección de Estela Rasal, la “capitana excelente” del festival. La velada marcó el inicio de una semana vibrante, con 76 cortometrajes de 34 países proyectados en el Teatro Olimpia, todos con acceso gratuito. La inauguración reafirmó el compromiso del festival con los cortometrajistas, descritos por Rasal como “el motivo, el motor, la chispa”. “Somos escaparate de sus obras, pero también queremos ser una base, un impulso, un lugar donde puedan crear, encontrarse y crecer”, afirmó, consolidando a Huesca como un espacio donde las nuevas voces del cine encuentran su lugar.
Inspirada en el legado de Luis Buñuel, cuya “navaja libertadora” revolucionó el cine con Un chien andalou en 1929, la gala de Huesca evocó el espíritu de innovación y libertad que define al festival. La conexión con Venecia, el reconocimiento al Teatro Olimpia, el homenaje a Irene Escolar por su trayectoria premiada con un Goya y la presentación de obras como “Copeland” hicieron de esta inauguración un evento inolvidable, un preludio perfecto para una edición que promete seguir elevando el cortometraje como arte universal. Como expresó Barbera, el cine es “un invitado a la comprensión recíproca”, y en Huesca 2025, esta gala fue una celebración de esa misión, uniendo culturas, generaciones y pasiones en un escenario lleno de magia.
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