Camino a Annecy 2025, la animación española ya no es promesa: es potencia global (pero aún frágil)

En el dinámico escenario del cine global, donde los grandes estudios de Hollywood dominan taquillas y algoritmos moldean preferencias, la animación española ha emergido como un referente internacional. Con una facturación de 604 millones de euros en 2023, según el informe de Box Office España de mayo de 2025, este sector no solo brilla por su creatividad, sino también por su impacto económico. Sin embargo, su estructura precaria plantea desafíos urgentes para consolidar este éxito. A continuación, exploramos los pilares, retos y oportunidades de esta industria vibrante.

Un motor económico con proyección global

La animación española es un caso de éxito internacional: el 70% de su facturación proviene del extranjero, lo que la convierte en uno de los sectores audiovisuales más exportables del país. Películas como Tadeo Jones, dirigida por Enrique Gato, han recaudado 60 millones de euros fuera de España y 47 millones a nivel nacional, mientras que Momias, escrita por Jordi Gasull, sumó 45 millones globales. Estas cifras demuestran que la animación española no solo compite, sino que conquista audiencias en todo el mundo.

Sin embargo, el 75,2% de las empresas del sector tienen menos de diez empleados, según el Libro Blanco de la Animación 2024. Esta dependencia de microempresas limita su capacidad para escalar proyectos y sostenerse a largo plazo, a pesar de su competitividad global.

Rompiendo estereotipos: animación para todos los públicos

Robot Dreams de Pablo Berger marcó un hito al ser nominada al Oscar y ganar el Goya y el premio a Mejor Película Europea de Animación. Dirigida a un público adulto, esta obra desmonta el mito de que la animación es solo para niños. Como señala Nathalie Martínez, presidenta de DIBOOS: “La animación es un lenguaje audiovisual que puede contar cualquier historia, desde las más infantiles hasta las más profundas”. Este enfoque ha abierto nuevas puertas para historias maduras y emocionalmente complejas.

Un retorno económico imbatible

El Libro Blanco de la Animación revela un dato impactante: por cada euro que el Estado invierte en animación, recibe 16 euros de retorno. Este retorno de inversión (ROI) es excepcional, pero las ayudas públicas no están adaptadas a las necesidades del sector. Las películas animadas, que requieren 2 a 4 años de producción, chocan con los plazos de subvenciones diseñados para el cine de imagen real, lo que dificulta su financiación. “Con una financiación bien adaptada, podríamos competir aún más en el escenario global”, afirma Martínez.

La exportación como fortaleza y desafío

La animación española nace con vocación global, generando ingresos no solo a través de taquilla, sino también mediante licencias, videojuegos y productos derivados. Sin embargo, la dependencia de coproducciones internacionales, que representaron 335 proyectos entre 2018 y 2023, plantea riesgos. Cuando la financiación proviene mayoritariamente del extranjero, España pierde control sobre la propiedad intelectual, limitando los beneficios a largo plazo. Además, la burocracia en las coproducciones sigue siendo un obstáculo, como apunta Pedro Hernández de Aquí y Allí Films: “Coproducimos por necesidad, no por placer”.

Escasez de talento y la promesa del 3Doubles Campus

La falta de profesionales cualificados en España obliga a muchos estudios a contratar talento extranjero, lo que frena el desarrollo local. Para abordar esta carencia, se ha creado el 3Doubles Campus en Canarias, una iniciativa destinada a formar animadores especializados. Este proyecto busca fortalecer la industria desde la base, asegurando que el talento local pueda liderar los proyectos del futuro.

El impacto de la inteligencia artificial

La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la animación genera tanto oportunidades como preocupaciones. Nathalie Martínez advierte sobre el riesgo de homogeneización cultural si las herramientas de IA reemplazan la creatividad humana. “Necesitamos una legislación que proteja la autoría y garantice la diversidad cultural”, subraya. La animación española debe equilibrar el uso de la IA para optimizar procesos sin perder su identidad única.

Incentivos fiscales: una oportunidad desigual

Los incentivos fiscales en España, que alcanzan hasta un 54% en Canarias y un 70% en País Vasco, son atractivos, pero benefician más a las producciones extranjeras que ruedan en el país. Las empresas nacionales enfrentan trabas burocráticas y dependen de intermediarios financieros, lo que reduce el impacto de estas ayudas. Reformar este sistema podría fortalecer a los estudios locales, como Wise Blue Studios de Valencia, que ha cosechado premios internacionales, incluido un Goya.

Un futuro que exige consolidado

La animación española tiene todo para consolidarse como una potencia global: creatividad, talento y un ROI excepcional. Sin embargo, su éxito depende de superar desafíos estructurales, como la falta de formación local, la burocracia en coproducciones y la necesidad de políticas públicas adaptadas. Como concluye Martínez, “la animación es el primer contacto de millones de personas con la cultura. Cuidarla es cuidar nuestra identidad”. Con iniciativas como el 3Doubles Campus, una legislación que proteja la autoría frente a la IA y un sistema de incentivos más equitativo, la animación española está lista para despegar definitivamente y dejar una huella imborrable en el cine mundial.

Fuente: Boxoffice