La sirenita. PATHÉ WILSON


Los prejuicios son el pan de cada día con las películas de Disney, parecen estar abonadas a la polémica de forma intencionada o no por su parte. En este caso se habla del color de piel de la protagonista, ya que en los dibujos originales era blanca, y aquí es una persona negra (término usado en Estados Unidos para los afroamericanos o afrodescendientes, hasta que lo vuelvan a cambiar).


Parece que la idea de dar publicidad aunque sea mala, no convence a todo el mundo. Con una producción de 250 millones de dólares, y con unos productores que no están disfrutando de las subvenciones que obtuvieron para hacer la película, porque no hay, la taquilla, los espectadores, nosotros, nos convertimos en lo más importante para la película. Es paradójico tener que recordar esto, que el público es lo más importante para una película, pero no parece que el mensaje haya calado aún en algunos sectores. En Hollywood lo tienen claro, y pérdidas millonarias en un estreno de Disney (de nuevo) no serán bien recibidas.


Directores desconocidos, actores conocidos

El director de un tipo de películas como esta no es lo importante, él se llama Rob Marshall, pero dudosamente nos acordaremos de los directores de versiones reales de películas como “El rey león” de Jon Favreau quien no tiene ni historial en Wikipedia, “La bella y la bestia” de un tal Bill Condon, “Peter Pan and Wendy” de David Lowery… y así con dos excepciones, un nombre que recordamos como Tim Burton quien hizo un “Dumbo” edulcorado y otro nombre que podríamos borrar de esta lista Robert Zemeckis, quien hizo  “Pinocho” pero imposible ver la similitud con parte de sus otras obras (“Regreso al futuro”, “Náufrago” o “Forrest Gump”)


Los actores que dan vida a los personajes de Disney sí que suelen ser conocidos, en “Aladín” fue Will Smith, o en “Pinocho” Tom Hanks. En el caso de “La sirenita” es Halle Bailey, una joven cantante, actriz y chica de moda en Estados Unidos, que probablemente no nos diga nada en Europa a una cierta generación. Su padre, el rey Tritón, está interpretado por Javier Bardem, con una melena y barba que dejan a Aquaman a la altura de novato.



La cinta cuenta la historia de Ariel, quien busca la libertad que su padre le prohíbe. El cangrejo Sebastian y el resto de animales hacen hubs de mascotas divertidas para no aburrir a los niños. Los humanos se meten en medio de este paraíso submarino y hacen que pueda surgir algo entre el futuro rey Eric (Jonah Hauer-King) y Ariel. Con unas interpretaciones justitas, en general la historia ya es conocida, jugando con dos mundos: debajo del agua y fuera. Los efectos especiales como la destrucción del barco y su posterior incendio se basan en una lógica infantil, donde un barco de madera, en plena tormenta (con abundante lluvia) puede llegar a prender como si fuera algodón.


Las imágenes rodadas en el agua no terminan de encajar, no parece que los 250 millones de dólares hayan ido a parar en dar una sensación de profundidad, presión, etc, ya que lo único que apreciamos es una luz plana, pequeñas partículas que pasan delante de la cámara y algún rayo de luz que intentan dar profundidad. El problema aquí está en que el listón puesto por “Avatar 2” es imposible de superar, pero esa sensación de posibilidad ya quedó en el imaginario de los espectadores que piden como mínimo el nivel bajo el agua expuesto por Cameron.


100% para niños

La cinta fuera del agua está bien, sin grandes giros de guión al conocer de sobra la obra, pero que entretienen a los pequeños, y es que aquí está el posible fallo de taquilla, parece una obra no pensada para que sea vista por adultos, como pasó con “Super Mario Bros

En donde los giros bruscos de guión fueron atractivos para todos los públicos (las canciones a piano del malo, o vestir de mujer al ayudante para practicar la petición de mano…). Igual reinventar “La sirenita” haría que no fuera nunca más La sirenita, pero al menos atraería a un público de un amplio espectro. Si a esto añadimos que hay un contramovimiento llamado a boicotear todo lo que parezca mínimamente inclusión forzada, y que esta gente decidirá llevar o no a sus hijos al cine sopesando la posibilidad de que sus hijos sean “adoctrinados” en vez de “entretenidos” por un film, puede que esta cinta (con motivo o sin motivo) sufra un poco en la salas de cine.



Si vemos uno de los detalles de amor odio que levanta esta cinta, basta con ver las críticas de IMDB donde las notas extremas son lo normal, con una estrategia clara de IMDB de favorecer a Disney, fijando un 7/10 para no morder la mano que da de comer…



Opinión: 2/5









 

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