La cineasta sudanesa-qatarí Eiman Mirghani (segunda por la izd. en la foto) regresó este año al Doha Film Festival para presentar su nuevo trabajo dentro de la sección Made in Qatar . Se trata de su tercer cortometraje y su segundo documental, Villa 187 , una obra que nace —según confiesa— de una profunda herida personal. “Estoy muy emocionada de estar de vuelta. Este es mi tercer cortometraje y mi segundo documental”, afirma.
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La casa. MALAGA 2024
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Alex Montoya se erige como un cineasta audaz, capaz de desafiar las convenciones y llevar a su audiencia a territorios inexplorados del pensamiento. En "Lucas", allá por el 2021, consiguió desorientar a la audiencia, confrontándola con dilemas morales sin ofrecer respuestas fáciles, marcando un punto de inflexión en la mente de muchos cinéfilos. En un panorama donde la tendencia es dirigir a los espectadores cual perros lazarillos hacia conclusiones predeterminadas, Montoya se atreve a sacudir las mentes de su audiencia y dejarlas debatiéndose en un mar de incertidumbre ética.
Nostalgia como arma
Con su última obra, Montoya despliega una maestría narrativa al tejer una red de reminiscencias que atraviesa la trama como una corriente subterránea de emociones del pasado, al más puro estilo de "Anticlimax" o "Somewhere in between". Al evocar el pasado de los personajes de manera sutil pero penetrante, el director logra humanizarlos y dotarlos de una profundidad que trasciende la pantalla. Los flashbacks, lejos de ser meros recursos narrativos, se convierten en ventanas hacia el alma de los protagonistas, revelando capas de su personalidad y motivaciones que de otro modo permanecerían ocultas.
En el idílico escenario de una casa de campo, Montoya construye un microcosmos donde las tensiones familiares emergen como grietas en una fachada aparentemente tranquila. Al resaltar las pequeñas imperfecciones del entorno físico, el director hace eco de las relaciones humanas, marcadas por conflictos y desgastes que requieren atención y cuidado. Sin embargo, a través de la unidad momentánea de la familia en un momento crucial, Montoya insinúa la posibilidad de reparación y reconciliación, sugiriendo que, al igual que las grietas en el muro, las relaciones pueden sanarse con el tiempo y el esfuerzo compartido.
Sentir y oler la casa
La película logra transmitir de manera extraordinaria la atmósfera de esa casa: el aroma que impregna cada rincón, la temperatura que se percibe en cada habitación y las vistas que se abren ante los ojos del espectador, todo parece tan vívido y tangible que uno casi puede sentirlo. Esta inmersión sensorial atrapa al espectador, haciéndolo sentir como si estuviera realmente dentro de la casa, convirtiendo la experiencia cinematográfica en algo más que una simple narrativa en el guión.
La composición del elenco en esta película es como una sinfonía perfectamente orquestada, donde cada actor aporta su nota distintiva para crear una experiencia cinematográfica memorable. Sin embargo, es imposible no destacar la brillante interpretación de Óscar de la Fuente en el papel del hermano mayor, un personaje que oscila entre la arrogancia y la responsabilidad, recordando constantemente su papel como el guardián del bienestar familiar durante los momentos más difíciles del padre. Su actuación captura a la perfección la dinámica general entre hermanos mayores y menores, mientras que David Verdaguer encarna magistralmente al hermano menor, cuyo estilo de vida despreocupado contrasta vívidamente con el pragmatismo de su hermano mayor.
Luis Callejo, en el papel del padre, ofrece una interpretación sutil pero impactante, como si fuera un fantasma, logrando infundir al personaje una presencia que trasciende la pantalla, dejando una impresión duradera en el espectador. Mientras tanto, actores y actrices como Olivia Molina brillan con sus actuaciones destacadas. Es importante mencionar el papel de Tosca Montoya, hija del director, cuya actuación sobresale en la película, demostrando un talento innato.
Final épico con escena postcréditos
Finalmente, Miguel Rellán se roba la escena a lo "Marvel" de postcreditos, con su interpretación del vecino, un personaje que encarna la figura del observador astuto, que sabe más de lo que revela y que aporta un toque de misterio a la historia. Su presencia en el film, junto con su propio "flashback", añade una capa adicional de complejidad y profundidad al entramado narrativo, consolidando su papel como uno de los pilares fundamentales de la trama.
Esta obra se erige como un soplo de aire fresco, en el estanque del cine español, donde a menudo los temas y el tono sombrío tienden a repetirse o incluso a ser simples versiones de películas anteriores. Así como "El amor de Andrea", esta película destaca por su originalidad, su ingenuidad y su capacidad para romper con los moldes establecidos.
Al finalizar la proyección en el pase de prensa del Festival de cine de Málaga, se pudo observar que muchas personas estaban visiblemente conmovidas, con lágrimas en los ojos, sumergidas en la emotividad que la película había desatado. Sin embargo, lo más sorprendente ocurrió durante la posterior rueda de prensa, donde al menos cuatro actores se vieron abrumados por la emoción mientras respondían a las preguntas del público y los medios. Este inusual espectáculo sobre el escenario se convirtió en el tema de conversación dominante durante todo el festival, subrayando el profundo impacto emocional que la película tuvo en quienes la protagonizaron y en aquellos que tuvieron el privilegio de presenciarla.
Tras deslumbrar al mundo con El hijo de Saúl (2015), László Nemes regresa a la gran pantalla con Orphan ( Árva ), presentada en la Sección Oficial de la 70.ª Seminci, Valladolid (España, 24 oct.-1 nov.). Una década después de su consagración, el director húngaro mantiene intacta su obsesión por el detalle y su voluntad de construir un cine moralmente riguroso, en el que cada gesto encierra una pregunta sobre la memoria y la culpa. Sin embargo, lo que en El hijo de Saúl era intensidad contenida, aquí se convierte en contención excesiva, en un rigor formal que roza la asfixia.
La segunda película del colombiano Simón Mesa Soto, Un poeta , presentada en Un certain regard de Cannes 2025, parece concebida como un experimento: un ensayo tragicómico sobre la creación artística, la decadencia masculina, y la supuesta trascendencia de la poesía en un mundo que no la necesita. Sin embargo, lo que podía haber sido un retrato melancólico y lúcido sobre el fracaso —personal y estético— termina convirtiéndose en una acumulación de decisiones formales y narrativas que resultan más autoindulgentes que efectivas. Rodada en 16mm, con un formato 4:3 que busca evocar una estética de otra época —quizá en correspondencia con la anacronía de su protagonista y su universo poético marginal—, Un poeta se construye desde el principio como una película que demanda ser tomada en serio. Y esa es precisamente su trampa: el uso del celuloide y del encuadre cuadrado, lejos de ser herramientas expresivas al servicio de la historia, se sienten como gestos estéticos vacíos, una especie de ...
Por David Sánchez El cine español cerró 2024 con una variada oferta de producciones que lograron atraer a millones de espectadores, aunque no todas alcanzaron el éxito esperado. Este artículo analiza el rendimiento económico del cine español en las primeras 50 cintas más vistas, destacando a las películas más taquilleras, aquellas que quedaron por debajo de ciertos umbrales de recaudación, y el papel crucial de las distribuidoras.
La presentación de Frankenstein en el Festival de Venecia 2025 reveló una obra monumental, tan ambiciosa como íntima, que busca renovar el mito literario con una lectura profundamente humana. Más que un relato de terror gótico, la película es un drama sobre la paternidad fallida, la soledad y la necesidad de reconciliación.
De nuevo en una de las mejores secciones del festival de Seminci, en Valladolid (España), tenemos un nuevo título con el nombre propio del protagonista (comparte sección con “Nino”). Siendo sinceros, este título no invita demasiado —“Kika” suena a comedia ligera o a algún derivado posmoderno del cine de Almodóvar—, la sorpresa llega pronto: lo que encontramos es una de las películas más inteligentes, sutiles y emocionalmente feroces del cine belga reciente. Alexe Poukine, de origen francés pero afincada en Bélgica, después de su trayectoria documentalista en Dormir, dormir dans les pierres o Lo que no te mata , demuestra que su mirada sobre la realidad es tan aguda como compasiva. Aquí, por fin, se atreve a dar el salto a la ficción total sin perder su tono de observación antropológica.
Película que hace su estreno internacional en el Red Sea IFF de Jeddah (Arabia Saudita) y que fue dirigida por el director iraní Amir Hossein Asgari , presentada inicialmente en Iran, en el 40º Festival de Cine Fajr (ganando 4 premios), es una obra cinematográfica que oscila entre la ostentación y la cautivación.
El director colombiano Ciro Guerra se ha consolidado como una de las voces más potentes y singulares del cine latinoamericano contemporáneo. Con El abrazo de la serpiente (2015), nominada al Óscar y con múltiples premios en Cannes, Sundance o Lima, abrió un diálogo global sobre el colonialismo, la pérdida de la sabiduría ancestral y la devastación ambiental. Casi una década después, su película conserva una fuerza y una vigencia conmovedoras. En el marco de la 70ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) —que se celebra del 24 de octubre al 1 de noviembre de 2025—, Guerra conversa sobre la actualidad de su obra y sobre el papel del cine como herramienta para repensar nuestra relación con el planeta.
Nino , de Pauline Loquès , presentada mundialmente en el Festival de Toronto (TIFF 2024) y ahora en la 70ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) dentro de la sección Punto de Encuentro del festival Español , es una película que sorprende precisamente porque no intenta sorprender. A partir de una premisa que podría dar pie al sentimentalismo —un joven que acaba de ser diagnosticado con cáncer—, Loquès construye un relato íntimo, lúcido y profundamente humano. Es una de esas películas que no buscan provocar lágrimas, sino acompañar al espectador en un proceso emocional que, sin grandes golpes de efecto, deja una huella duradera.
En el marco del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz 2024, la directora venezolana Mariana Rondón presentó Zafari, una película que ha llamado la atención por su enfoque en las crisis que sacuden o han sacudido América Latina, usando una fábula distópica protagonizada por un hipopótamo. La película, que es una coproducción entre Perú, México, Brasil, Chile, República Dominicana y Francia,con un reparto también internacional donde destacan: Samantha Castillo, Francisco Denis, Varek La Rosa o Daniela Ramírez, refleja las tensiones sociales y políticas que atraviesan la región, especialmente en países como Venezuela, de donde es originaria la directora.
La reciente rueda de prensa de Train Dreams ofreció a la prensa y al público un vistazo profundo al corazón de esta nueva película, que explora la vida, la pérdida y la resiliencia a lo largo de ocho décadas en Estados Unidos. Dirigida y coescrita por Clint Bentley, la película adapta la novela homónima y reúne a un elenco destacado, incluyendo a Joel Edgerton, Felicity Jones, William H. Macy y Kerry Condon, junto al director de fotografía Adolpho Veloso.
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