La película colombiana, y brasileña, del director colombiano Diego Guzmán que participa en el festival de Annecy, tiene una extraña propiedad, la adicción que crea, imposibilitando el apartar los ojos de la pantalla. La cinta nos muestra una sociedad no tan lejano, en el que todo mundo tiene que encajar como pequeñas piezas de Tetris , en el que ser parte de algo común nos hace felices, olvidando las necesidades individuales de cada persona. La forma de transmitir esta idea de pertenencia, y en cierta medida de insensatez por pertenecer a algo más grande, está tratado sin diálogos, lo que añade más coraje y dificultad a la cinta . Esta falta de diálogos, consigue que nuestros sentidos estén más alerta para interpretar lo que estamos viendo. En un inició, la interpretación es ambigua, pero gracias a la brillantez del guión, conseguimos hacernos una idea de lo que quiere transmitir la cinta, idea que cómo en las mejores películas, es inherente a cada espectador, cada uno cr...