Anthony Hopkins, Johnny Depp, Idris Elba o Salman Khan coronan una edición histórica del Red Sea International Film Festival
“Fue increíble. La proyección fue tan fuerte que nos dijeron que probablemente se escuchó hasta Corea del Norte”, recuerda Borenstein. Para él, presentar la película en la DMZ tuvo un peso simbólico: “El festival se convirtió en un espejo de lo que ocurre en el mundo: conflictos, tensiones y la necesidad de escuchar voces que normalmente nadie quiere oír”.
El proyecto nació de un simple anuncio en internet. Una compañía rusa buscaba historias positivas sobre la invasión de Ucrania, pero Pasha respondió de manera distinta: con un mensaje sincero sobre cómo se había convertido en propagandista y sobre el dilema ético que enfrentaba en su escuela.
“Cuando vi los videos que me envió, me impactó su claridad y honestidad. Era como abrir una ventana directa al corazón de lo que estaba pasando en Rusia”, explica Borenstein. Esa combinación de valentía y crudeza fue lo que convenció a los directores de convertir la historia en película.
Aunque la temática es dura, Borenstein decidió incorporar humor: “Pasha es un bromista, un ‘class clown’. Eso permitió que el filme mostrara la guerra desde la retaguardia, no en los campos de batalla, y lo hiciera con un tono humano y accesible”.
Talankin coincide: “La película es única porque muestra la vida cotidiana en un lugar donde la propaganda y la militarización son parte de la rutina escolar. Es un testimonio de cómo alguien puede hablar y ser escuchado incluso en medio del miedo”.
Pavel Talankin insiste en que, aunque la historia se desarrolla en su ciudad natal, Karabash, el mensaje es universal: “Cada escuela en Rusia funciona bajo reglas similares. La película habla de Rusia, pero también habla de Karabash, de mi hogar y mi familia. Es local y global a la vez”.
La película ha generado diversas reacciones: elogios, críticas e incluso amenazas, pero también una sorprendente cantidad de mensajes positivos desde Rusia, donde la historia de Pasha ha tocado a padres y ciudadanos que reconocen un mensaje básico y humano: proteger a los niños y cuestionar la propaganda.
“Mr. Nobody Against Putin” no es solo un filme político; es un recordatorio de la importancia de la ética, la responsabilidad y la valentía individual. Talankin lo resume así: “Incluso cuando estás solo con tus pensamientos, una cámara te permite comunicar tu mensaje al mundo. Eso es lo que hace que esta historia sea tan importante”.
Borenstein lo complementa: “Lo que me atrajo de esta película fue Pasha. Su historia personal, su manera de enfrentar la situación, hace que la película sea más que política: es un testimonio humano que nos recuerda que siempre hay una voz dispuesta a desafiar lo establecido”.
Comentarios
Publicar un comentario